Cuentan que en la década de los 90, en Bogotá, una religiosa tomó un taxi y mantuvo una conversación muy animada con el conductor del vehículo. Incluso, hubo tiempo hasta para hablar de fútbol, pues Colombia había clasificado al mundial de 1994.
Todo iba bien, hasta que la monja decidió bajarse en el lugar en donde se estaba realizando un funeral. Entonces, le dijo al taxista que regresaría de ese lugar para pagarle. La mujer se tardó demasiado por lo que el conductor fue a buscarla, pero al final se llevó una sorpresa pues la persona que estaba en el ataúd era ella.
Lo que paso después en la historia del La monja y el taxista
El taxista temeroso y bastante preocupado se acerco lentamente al féretro. Cual seria la sorpresa cuando vio a la religiosa que había transportado allí muerta en el, de inmediato el taxista se desplomo y fue auxiliado por un encargado de la funeraria. Pidió ayuda por radio a sus compañeros de gremio. Inmediatamente llegaron a auxiliarlo y les conto lo sucedido. Los hombres que lo auxiliaron entraron con cautela y se acercaron al ataúd a observar. Cual seria el horror cuando vieron a la mujer que su compañero les describió poco antes y aun peor cuando vieron como el cadáver de la religiosa abría los ojos y les sonreía macabramente. Los dos hombres salieron espantados y al ir a buscar a su compañero no lo encontraron.
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